JUDES MORENO
Las personas somos unos animales curiosos e imprevisibles las más de las veces. Nos ocupamos en preocuparnos por el futuro, por lo que sucederá después o mañana. Sin darnos cuenta vivimos alienados y alejados del presente, que es lo que importa y lo único que tenemos seguro y de verdad.
Nuestra curiosidad por el futuro, mi futuro, y el futuro de mis seres queridos, y el de la sociedad en la que estamos inmersos disminuyen las energías y la concentración que el presente requiere. Vivimos el presente como de prestado y entre paréntesis del pasado y del futuro.
Hoy hay gente, hay personas, que lo están pasando mal: se mueren de hambre, por enfermedades que se podrían curar, a causa de guerras, de los diversos y múltiples tipos de esclavitudes, de violencia… y yo ando preocupado por el tiempo que hará mañana. ¿Saldrá el sol o lloverá? Lo peor para mi es el viento, dicen algunos.
La curiosidad lleva a muchos a mirar en el móvil la previsión meteorológica en la hora precisa que le interesa. También las informaciones meteorológicas de la TV.
La curiosidad de algunos les lleva a ver los múltiples programas televisivos de chismorreos; en los que pueden incluirse las mesas redondas y los telediarios.
Todos queremos saber del futuro porque en el fondo ignoramos el pasado y no hemos aprendido las enseñanzas de la historia. NADA HAY NUEVO BAJO EL SOL, este aforismo bíblico es mitad verdadero y mitad falso.
Es falso porque las personas son otras, los “decorados” y los tiempos también…pero la condición humana erre que erre sigue siendo la misma: YO.
Los seres humanos somos yoistas, individualistas. Con tanto tiempo de existencia de la humanidad no hemos aprendido la importancia vital de la sociedad, de la familia y de la tribu…Hemos ido hacia atrás, aislados en un individualismo yoista, egoísta.
Las previsiones de seguir así, son catastróficas, mortalmente aterradoras: sunamis, terremotos, huracanes. Ninguna parte de este planeta humano está exento de ello.
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